Cuando padecemos una enfermedad o cuando entramos en una edad en la que corremos riesgo y vemos que gradualmente empeora, lo más prudente es registrar un poder preventivo.
En ocasiones resulta delicado tratar un tema como este. No obstante, es de mucha importancia considerarlo cuando se presentan escenarios de inminente posibilidad y riesgo que llevan a situaciones que no permitan el manejo de bienes y activos líquidos por parte de su titular.
Tomar medidas preventivas nunca está de más
Si esta situación se presenta repentinamente, los trámites que se deben cumplir entorpecerán todos los intentos de resolver con rapidez y diligencia cualquier problema que requiere de los fondos, a los que solo puede acceder la persona afectada.
Es por ello que esta previsión de otorgar un poder preventivo ante la sospecha de que se produzcan este tipo de hechos es muy recomendable para poder responder con la inmediatez exigida por emergencias que puedan presentarse.
Este tipo de documentos se presenta ante un notario, quien da fe de la voluntad del poderdante y archiva su original hasta que sea menester su presentación o consulta. Entonces es posible activar la cesión de responsabilidades a quien sea el designado como apoderado.
¿Qué es un poder preventivo y para qué sirve?
El poder preventivo es un mecanismo jurídico mediante el cual se designa a otra persona o institución como encargada de los asuntos financieros de alguien que no se encuentre capacitado, o que sospeche que pueda caer en esa situación de no poder valerse por sí mismo.
Este trámite es de suma utilidad para evitar los costos y retrasos que supone hacerlo por medio de una resolución de los tribunales. Si se espera a que surja la situación que inhabilita a la persona, será mucho más complicado poder disponer de los recursos de los que sea titular el afectado.
Esto puede implicar riesgos importantes en la medida en que no se disponga de otras opciones para financiar los cuidados propios que la situación imponga. De ahí la importancia de adelantarse a los acontecimientos, sobre todo cuando hay una condición médica en la cual la incapacidad se asoma como inminente.
Tipos de poderes preventivos
El poder preventivo puede otorgarse de maneras diversas. Dependiendo de la situación puede orientarse al propósito que se ajusta al escenario que se prevé.
El primer tipo de poder preventivo es en el cual el poderdante establece capacidades amplias desde la firma y notariado del documento. Es decir, que se adelanta a cualquier problema de incapacidad y lo autoriza a actuar en su nombre en los términos en los cuales se expresa el poder desde su presentación.
Esto es muy conveniente cuando se teme que la inhabilitación del cedente puede producirse en cualquier momento. Sin embargo, esto no implica que el titular abandone la posibilidad de ocuparse de sus asuntos mientras pueda hacerlo.
Bajo esta modalidad que podríamos llamar apoderamiento preventivo, pueden actuar ambos (poderdante y apoderado). Esto otorga cierta amplitud y mayores opciones para disponer de los recursos económicos disponibles ante situaciones sobrevenidas.
Por otro lado tenemos el poder preventivo que solo se activa bajo ciertas condiciones, que son expresamente detalladas dentro del documento notariado. En este caso el poderdante es el que sigue a cargo de sus asuntos hasta tanto se presente la incapacidad, momento en el cual el apoderado estará habilitado para actuar en su nombre.
El papel del notario
Es importante aclarar en este punto que no puede un notario incapacitar a una persona. Es decir, esta persona no es quien decreta el momento en el que el poder queda activo.
En todo caso, en el contenido del documento se especificarán con todo detalle las condiciones médicas y de cualquier tipo bajo las cuales se considerará vigente el poder preventivo.
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¿Qué requisitos se necesitan para elaborar un poder preventivo?
Elaborar un poder preventivo no requiere de mayores requisitos. Se gestiona como cualquier otro documento notariado, aunque es muy recomendable contar con la asesoría legal de una persona con experiencia en el tema y que sea de plena confianza de quien otorga el poder.
Los costos están asociados al propio trámite notarial, que puede variar según la comunidad autónoma en la cual se tramite.
En todo caso, no es una cantidad tan alta como para no aprovechar los beneficios de evitar tener que obtener la aprobación de un tribunal para que permita disponer de los bienes de alguien que se haya incapacitado. En definitiva, los beneficios del poder notarial son muchos y superan con creces los aspectos negativos.
Cuando estamos en tales situaciones tampoco resulta descabellado aprovechar para redactar conjuntamente un testamento preventivo, especialmente en condiciones de salud que puedan resultar irreversibles.
Esto puede parecer terrible para alguien que se sienta a las puertas de un escenario tan indeseable, pero es lo que corresponde hacer responsablemente hablando.
El apoderado debe ser de absoluta confianza
Por supuesto que es un tema delicado que habrá que tratar en el seno familiar para bien de todos sus miembros y, sobre todo, para quien se encuentra afectado. Como hemos dicho antes, el hecho de poder disponer de recursos lo más pronto posible puede hacer una gran diferencia.
El poderdante sabrá a quien escoger tomando en cuenta que sea de su plena confianza. Si bien esta es la condición más importante, también será prudente considerar que el apoderado disponga del tiempo para asumir la responsabilidad que esto supone.
La acción del apoderado debe ser asertiva y sobre todo oportuna, por lo que debe estar atento a todo trance que se presente para poder actuar y estar presto a cualquier trámite que solo él o ella podrá completar. Es importante tomar en cuenta este elemento al momento de considerar candidatos para este rol. Todo lo descrito establece al poder preventivo como una herramienta de gran utilidad con multitud de beneficios y que hay que tener presente en distintas circunstancias.
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